Para la canciller de la República, ante el intento de una restauración
conservadora en Latinoamérica, los pueblos están del lado de los
movimientos que buscan la unidad política de nuestros países
El
Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) entrevistó a
la canciller, Delcy Rodríguez, sobre temas de política exterior de gran
actualidad e importancia para América Latina y el Caribe. En la
entrevista, la servidora pública mostró preocupación sobre el
posicionamiento de la OEA y el avance de sectores de derecha, pero se
mostró optimista y confiada respecto de los logros alcanzados.
—¿Cómo describiría la nueva estrategia ofensiva de EEUU contra Venezuela tras el avance de la derecha en la Asamblea Nacional? —
Es
una ofensiva de acoso contra Venezuela. El presidente Maduro ha
demostrado a la comunidad internacional cómo –a través de agresiones de
distinta índole– se busca cercar a Venezuela y obviamente impactar así
sobre la región. Sin duda alguna esto se debe a lo que Venezuela
representa hoy para la región y lo que representa la Revolución
Bolivariana con su mensaje de estabilidad, de paz, todo lo que han
significado los programas de cooperación, por ejemplo Petrocaribe.
Hay
que considerar seriamente lo que significaría para el Caribe, por
ejemplo, un gobierno que venga con políticas neoliberales. Ya sabemos
que, como lo ha denunciado el presidente Correa, hay un intento de
restauración conservadora en la región y, aunque han tenido avances en
algunos países, nosotros sabemos que la correlación de fuerzas todavía
sigue siendo favorable a las fuerzas progresistas, a las fuerzas que
buscan la unidad política de nuestros países, basadas en identidades
propias, y que responden al proyecto histórico de la unión de la Patria
grande, de la América grande.
—
¿Qué le respondería al secretario
general de la OEA tras declarar que ante el reciente dictamen del
Tribunal Supremo de Justicia –que declaró nulos los actos de la
Asamblea– la Carta Democrática Interamericana le daría potestad para
actuar en Venezuela? —
En la posición del secretario general ni
siquiera voy a enfocarme como secretario general porque él, obviamente,
está violentando todos los reglamentos internos que regulan y suponen su
encuadre como secretario general. Ha desconocido todo tipo de normativa
de la Organización y se ha posicionado como un enemigo de Venezuela; un
enemigo con una obsesión terrible en contra de Venezuela.
La
carta que recientemente ha publicado, en última instancia, muestra una
profunda ignorancia sobre el marco constitucional de Venezuela, sobre el
marco jurídico y legal de Venezuela. Una profunda ignorancia. ¿Por qué
ha tenido esta posición? Porque es la posición de un enemigo obcecado de
Venezuela que, sin duda alguna, está sirviendo a los intereses
imperiales de los EEUU. Y yo imagino también que hay una agenda propia
de posicionamiento. Por allí dicen que tiene intereses particulares en
su país. El tiempo y la historia se encargarán de develar cuáles son las
reales intenciones de su postura personal como enemigo de Venezuela.
—¿Cuál es la situación y la perspectiva del ALBA en estos momentos difíciles que está atravesando la región? —
Muy
importante. El ALBA significa la unidad latinoamericana y caribeña con
un mensaje basado en el proyecto histórico de unidad entre nuestros
países. Significa, para la región, una alianza consolidada en lo
político, en lo ideológico; en un modelo que buscan destruir los centros
imperiales. ¿Qué es lo que se busca con esta contraofensiva
conservadora? Significa destruir esta unidad política y lo que esta ha
significado en nuestros países, porque es un modelo que ha brindado
progreso para nuestros pueblos, que ha brindado beneficios. Pero sobre
todo, y principalmente, su concepción de unión política de países que
defienden su soberanía y su independencia
—El próximo 27 de enero habrá una nueva cumbre de la Celac. ¿Con qué expectativas va Venezuela a este encuentro? —
Primero,
iremos con nuestra perspectiva histórica, y con un gran orgullo
latinoamericano y caribeño, porque sabemos que la Celac que existe hoy,
este mecanismo de unión, de integración, de cooperación, fue gracias al
Comandante Chávez. Luego, vamos con los retos de nuestra región. Hemos
dado pasos importantes en la reducción de la pobreza, en la disminución
de las desigualdades, pero aún tenemos retos que satisfacer en este
sentido. Y respecto del tema central, que va a ser desigualdad social,
nosotros vamos con un panorama muy amplio, que es el que tiene Venezuela
al respecto, como las misiones sociales que han sido una experiencia
inédita en el mundo.
Eso es lo que buscan destruir: la unidad
política, para impedir los avances sociales. Para impedir un modelo
económico que beneficie identitariamente a nuestros pueblos. Por eso
estamos aquí, para dar nuestra batalla y resistir el acoso imperial que
busca destruir este modelo, no solo en Venezuela sino en la región
entera.
—
El triunfo de Macri abrió nuevas tensiones en el
Mercosur rompiendo la sintonía de los últimos años. ¿Cómo ve el futuro
del bloque de aquí en más? ¿Cuál es la postura de Venezuela ante el
posible acuerdo comercial del Mercosur con la Unión Europea y un
eventual acercamiento a la Alianza del Pacífico? —Nosotros no
participamos del acuerdo con la Unión Europea porque creemos
profundamente que primero debemos consolidar la unión de nuestras
plataformas productivas en la región y luego ver quizás otros caminos.
Tenemos mucho que decirnos entre nosotros mismos, cómo relacionarnos con
el Caribe, en otras zonas económicas de la región, especialmente entre
el Mercosur y el Caribe. Nosotros creemos profundamente en este tipo de
unidad donde se busque preservar las plataformas productivas de nuestras
naciones suramericanas. El desafío que tiene hoy el Mercosur es
preservar la unidad política para que no se destruyan los intentos de
unir nuestras matrices productivas nacionales. Sin embargo, yo soy
optimista. Nosotros estamos viendo lo que está pasando en Argentina. Y,
con todo respeto, estamos viendo lo que está ocurriendo con los avances
importantes en materia de derechos humanos, económicos, sociales,
políticos y de libertad de expresión conseguidos en los últimos años. Y
así como nosotros lo estamos viendo, los pueblos de la región lo están
viendo. Ese es el modelo que busca retornar; un modelo al servicio de
los grandes capitales, al servicio de las transnaciona
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